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Chihuahua

Oposición conjunta, el mejor freno contra el homosexualismo: Ernesto Visconti

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¿Cómo debemos actuar los heterosexuales contra la agresión homosexual? O dicho de otra manera: ¿Hasta dónde debemos permitir –sin oponernos- a su influencia pública en los medios; de manera que no dañen a las nuevas generaciones, o a la estructura fundamental: de la familia?

Y todo esto viene al caso, porque es sabido que su avance promocional, se debe solo a la permisividad de las sociedades heterosexuales.

Y es que desde que George Soros, y los gobiernos norteamericanos decidieron intentar cambiar a las sociedades mundiales en los diversos países, exigieron a todo gobierno supeditado a la influencia del Banco Mundial y sus créditos, a que aplicaran los “derechos humanos”; una serie de derechos que ellos modificaron con cláusulas en favor de los homosexuales y/o la “diversidad sexual”; y así fueron impuestos con calzador, los modificados “derechos humanos”; país que no accediera, no accedería a créditos y refinanciaciones de pasivos anteriores.

Así de un “de repente” y casi subrepticiamente de las sociedades de cada país, fueron impuestos los dichos “derechos humanos”; y la obligación de reconocer a la minoría homosexual y sus desviaciones; las que incluían parafilias o modelos de desviación sexual, inclusive delictivas, como la paidofilia, la gerontofilia, la zoofilia y muchas más.

La sociedad heterosexual, permaneció pasiva y expectante; pues a nadie le gusta enredarse en animosa discrepancia sobre gustos y definiciones sexuales, ya que resulta escandaloso y repugnante. Sin embargo los activistas homosexuales avanzaron diariamente con expresiones y conductas agresivas hacia la sociedad heterosexual, sin límites, ni condiciones de respeto; y con respaldo político y económico.

Se ha colmado el vaso, con la promoción que han hecho de la homosexualidad en la niñez, a través de los diversos departamentos educativos de los países; y en muchos de ellos de manera obligatoria. Lo que me permitió acuñar una frase: “Un homosexual discreto, merece nuestro respeto; y un homosexual de escándalo… merece el trato de vándalo”.

A los heterosexuales no nos deben preocupar los gustos sexuales y la sexualidad de otros individuos, mientras no agreda a la familia heterosexual; esto es… mientras sean discretos. Pero cuando su conducta pública sea agresiva hacia nuestras familias y nosotros, es momento de frenarlos. Cada uno de los heterosexuales y hasta algunos homosexuales responsables, debemos detener y moderar las expresiones públicas de las conductas anormales; las que hoy nos invaden en todos los medios, como atractivo publicitario de una sociedad en descomposición. Oposición conjunta, el mejor freno.

Miembro de la Asociación Estatal de Editorialistas de Chihuahua.

Por Ernesto Visconti Elizalde

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